La prehistoria de África comienza con el surgimiento de los primeros homínidos hace unos cinco millones de años, por lo que el período prehistórico en África incluye hechos mucho más antiguos que la historia de los otros continentes poblados por seres humanos; mucho más tardíamente.
El período propiamente histórico de la Edad Antigua en África incluye la aparición de la civilización egipcia, el posterior desarrollo de las sociedades fuera del valle del Nilo y la interacción entre ellas y las civilizaciones fuera de África. A fines del siglo VII el norte y este de África fueron fuertemente influenciados por la expansión del islam, propiciando la aparición de nuevas culturas, tales como los pueblos suajili. Esto también incrementó el tráfico de esclavos (previamente existente) y que culminaría formalmente en el siglo XIX. La historia africana precolonial se enfoca en la época que transcurre entre comienzos del siglo XVI, caracterizada por el traslado de grandes cantidades de pobladores africanos en calidad de esclavos al Nuevo Mundo, hasta el inicio de la disputa europea por África. El periodo colonial africano transcurrió desde finales de los años 1800 hasta el advenimiento de los movimientos
En ninguna lengua de las que se hablan en el África no musulmana ni cristianizada existe una palabra para designar el concepto “religión”. Este hecho da una idea de cuán diferente puede llegar a ser el concepto de lo ultraterreno y del sentido de la vida para estas culturas, que no tienen mayores preocupaciones de tipo cosmogónico. Lo religioso se concentra en un modo de vivir entre los demás, formando parte de una comunidad.
Los diversos cultos africanos están tan fragmentados como sus etnias: hay rasgos religiosos comunes en los grupos mayores (por ejemplo, la cultura yoruba en África occidental o la bantú en África oriental), pero también encontramos características propias en las numerosas tribus de cada zona. Existieron grandes imperios religiosos (Songay, Malí), pero la ausencia de textos o de doctrinas unitarias impide una contemplación unitaria del fenómeno religioso africano.
DIOSES
Ala- Igbo, Nigeria
Kibuka – Uganda
Nana Buluku
Adroa
En África cuando hay una muerte todo el mundo acude a la casa, y todo se detiene. Si el fallecido es musulmán, el duelo durará un sólo día, ya que, según el Islam, es obligatorio enterrar al difunto lo antes posible, aunque no puedan llegar todos los familiares.
Sólo los hombres accederán al cementerio, las mujeres no podrán ir. El duelo concluirá con una pequeña ceremonia en casa, donde se dará de comer a los asistentes y se recitarán versículos del Corán.
Si el fallecido es católico el duelo es mucho más largo. En primer lugar se informaría a los parientes para que pudiera desplazarse. Tendrían que buscar los medios para comprar el ataúd (su calidad determina el nivel económico de la familia) y pagar los gastos del entierro, que incluirían dar de comer a todos los parientes durante todo el periodo del duelo, lo que supone una enorme carga para la familia.
Dentro del ataúd, obligatoriamente, acompañarían al fallecido sus ropas y objetos más queridos y valiosos: sus prendas preferidas, sus joyas, si es una mujer, así el día en que se reencuentre con sus familiares en el más allá, podrá presentarse a ellos dignamente.
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